miércoles, 27 de abril de 2011

La otra Catalina

El próximo viernes 29 de abril se celebrará la boda entre el Príncipe Guillermo de Gales (William of Wales) y la Srta. Catherine Middleton. Entre todo lo que se ha comentado, escrito y dicho por estos días, se ha hecho alusión a que la futura esposa de Guillermo, aún no se conoce el título que se le concederá luego de la boda, lleva el mismo nombre que varias reinas de Inglaterra. 

Entre ellas, Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos y consorte del príncipe Arturo primero y luego del hermano de éste, Enrique VIII.  

El primer matrimonio se celebró en la catedral de San Pablo (al igual que el de Carlos y Diana, cinco siglos más tarde). Catalina lució un traje bordado de blanco y oro, junto con la característica mantilla española. El dato curioso es que la novia fue escoltada por el pasillo de la catedral por quien luego sería su segundo esposo, el príncipe Enrique.Luego de la ceremonia tuvo lugar un banquete en el castillo de Baynard, al que sólo se podía acceder por vía acuática. El transporte de los recién casados tuvo un costo de 12 peniques.

Ocho años más tarde y luego de sufrir algunas privaciones y penurias, como consecuencia de su temprana viudez, Catalina se casó con Enrique VIII en el oratorio de la iglesia próxima al castillo de Greenwich en una ceremonia breve y sencilla. Catalina vistió de blanco, con el cabello suelto y largo, como prueba de su virginidad (Fraser, 1992). El lujo y la pompa se dejaron para la ceremonia de coronación de ambos que tendría lugar a los pocos días, más precisamente el 24 de junio de 1509, en la abadía de Westminster (donde el viernes darán el sí William y Catherine).

Catalina de Aragón fue una reina amada y respetada por su pueblo, con una fuerte personalidad, una erudición inusitada para las mujeres de su época y con principios inquebrantables. Shakespeare la llamó “Reina de todas las reinas y modelo de majestad femenina". Vaya nuestro humilde homenaje para ella.






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